11/2/10

Gula que alimenta el espíritu




Ya pasó El 14, mi cumpleaños y sobreviví, y si no pos’ funcionó el programar éste post que será lindo leer como una sorpresa de mi para mi y para usted.

Cuando era pequeño era super políticamente correcto, no cabía en mi el defecto mas que el físico inadecuado a ésa y ésta época, pero por todo lo demás chido-liro.

Bueno me quedé en cuando era pequeño… pues todo bien, ya saben me obligaban a hacer cosas que detestaba desde el alma para satisfacer a mi pequeña hermana, y lo entiendo quizá yo hubiera hecho lo mismo para estandarizar a mis hijos, pero tómala no funcionó, ahora soy un disidente de corazón que detesta un chigaderomadral de más cosas que cuando era pequeño. Una de ellas es subirme a los juegos mecánicos que no aceleren mi corazón y la mas relevante son los cumpleaños, al menos el festejo clásico del pastelito y los invitados gorrones y que de repente te quieren más ése día.

Estoy de acuerdo en que es un día especial, de eso no hay duda, porque a ver digánme quién chingados tiene más de UN CUMPLEAÑOS AL AÑO nadie, al menos no honestamente. Pues bien, detesto ésos festejos, aunque no puedo evitar sentir bonito cuando me invitan a uno…….

….Oigan acabo de recordar que bueno sé que se leerá muy triste pero neta que de pequeño no recuerdo haber ido a una fiesta de cumpleaños de…algún compañero de la primaria o kínder, ya ven que en la secu pus a las que se va son cogifagifiestaspedas y no pastel-gorritos-velas-leche fría…pero neta, lo recordé hace algunos días y le pregunté a mi madre (que la hace de memoria externa porque hay un chingo de cosas que extrañamente no recuerdo de mi niñez y a veces agradezco haber olvidado aunque no sé de qué todavía) y pues ella no me contradijo, resulta que en verdad o no hacían fiestecillas o no me invitaban… no sé qué pensar, antes era un niño más chidobuenaonda por más tiempo de lo que soy ahora (según yo) y resulta que ahora hasta me sacan a pasear algunas niñas de vez en cuando, en fin yo no podría decir: extraño las fiestas de primaria, porque no las viví.

En fin, dado que detesto aquellos festejos y que me incomodan de sobremanera decidí hacer pública mi molestia y hace años que no me festejan, además de que he creado una GRAN BARRERA para evitar que suceda de alguna forma: Si alguien me pregunta sobre la fecha de mi cumpleaños simplemente contesto que es el día que falleció Sor Juana Inés de la Cruz. Y es verdad nací ése día, no del mismo año obviamente pero como que me siento menos idiota cuando lo digo. Quizá me case cuando encuentre a una señorita que sepa el dato inmediatamente, no sé si con la señorita mencionada pero podría empezar la búsqueda. Dada la gran barrera hay muy pocas personas que se dan a la tarea de buscar el dato y que lo recuerdan por lo que recibir un abrazo con motivo de mi cumpleaños en mi cumpleaños se ha vuelto algo casi nulo de no ser por mi familia que religiosamente lo recuerdan y que inmensamente lo aprecio.

Mi familia ya está al tanto de mi molestia por lo que me dejan hacer lo que se me pega la gana sin molestarme mas que unos 5 minutos tal vez menos. Usualmente nos regalamos entre nosotros un pastelito barato de tiendita de la esquina, porque han de saber que pues somos reposteros y ya estamos hasta la madre de las porquerías que venden y las delicias que hacemos pues ya nos hartaron, así que insertamos unos cerrillos en el pastelito y cada quien canta con mucho sentimiento las clásicas Mañanitas y en la mañana como debe de ser o a las 1201hrs si Morfeo no ha llegado por el festejado. El año pasado cuando cumplí 22 (mis mejores22 añitos) y mi familia me festejó de la forma que ya he mencionado, pero ahora cambió algo, un primo (que es mi preferido) también me festejó, y según me contaron después, él tenía la intención de comprarme algo de regalo, pero mi dulce hermana le dijo que también detesto los regalos comprados (igual los acepto pero pss me gusta que se esfuercen) y que sólo acepto con gran alegría los hechos a mano y en el que haya participado de alguna forma el “regalador”(no soy tan mamón como para pedir imposibles), en fin él no sabía qué regalarme y además sólo tenía $7 en la bolsa y estaba dispuesto a gastarlos en algo para mi, ése fue mi regalo un abrazo más valioso que algo de $7 mugrosos pesos en proceso de devaluación, y los abrazos de mi madre y hermana, las mejores mujeres de mi vida. También me dio un abrazo mi tia, la única que quiero y una servilleta que dice: Te quiero mucho aunque a veces me hagas enojar.

Recordaré aquel cumpleaños hasta que mi memoria me lo permita, porque fue muy especial.

En aquél entonces afuera de la escuela había un local donde se vendían en saladas, las mejores ensaladas del rumbo y el lugar lo atendía el propietario, una persona bastante atípica en ése tumulto de cocineros grasosos y comida asquerosa para omnívoros. Él se llama Luis Mario, y es productor de teatro y ahora trabaja en CONACULTA, me da gusto por él, eso de vender a estómagos disidentes aún es muy radical para que obtengas ganancias mayores a las recibidas por las que da el gobierno, mucha suerte para él. El local se llamaba Las Ensaladas y su slogan era Gula que alimenta el espíritu, recuerdo el dato perfectamente porque aquello lo llevo en un “pepcilindro” que me regaló (posupuesto no es un pepcilindro de Pepsi, pero cómo se les llama propiamente a ésas cosas). Mi cumpleaños lo había planeado, aquel día no tenía clases pero iba sólo a firmar un acta a las 700hrs y porque quería ir al cine con unas amigas (por alguna extraña razón todas me cancelaron el mero día ya que estaba ahí), de la firma salí a las 715hrs y me fui derechito a Las Ensaladas a platicar con el buen Luis Mario que ya se había convertido en nuestro cuatísimo letrado de nuestro grupo nerd-geek-alternativo-disidente; Platiqué largo y tendido con él, hasta que llegaron unas niñas preparatorianas a acompañarnos y a desayunar ensaladas. Aquellas niñas eran chistosas eran como Tweedle dee y Tweedle dum (gorditas, simáticas, con onda, chistosas y nada inhibidas). La plática se complementó con ellas, y llegamos a un punto en el que ellas mencionaron algo sucedido hace algunos días en el local (no estoy seguro de que todo lo siguiente pasó tal cual, pero algo de verdad debe de tener), uno de sus amigos había cumplido años, pero no tenía manera de comprobarlo ése día, aún así Luis Mario se ofreció a regalarle uno de Los pepcilindros que había en la parte alta de su anaquel, deben saber que todos queríamos uno, pero Luis Mario simplemente no sabía en qué manera darlos-regalarlos-rifarlos-sortearlos, según las niñas su amigo no aceptó nada. Sé que se lee como demasiadas coincidencias como serendipia, pero así fue, o así es como lo recuerdo, No pude no mencionar que ése día era mi cumpleaños, no me creyeron, y los entiendo era demasiado, pero lo comprobé al mostrar mi credencial y leer mi CURP. Al instante las niñas me cantaban las mañanitas como ellas las sabían, y me enterneció, me sentí pleno y querido, por unos extraños que no había visto por más de 1 año seguido, vamos pues que no había una amistad tan palpable con ninguno de los presentes, pero sí la camaradería.

Luis Mario me regaló un pepcilindro que con mucho gusto acepté, es rojo y aún lo cargo con muchos recuerdos líquidos, bebibles e hidratantes.

Mi cumpleaños 22 fue bellísimo, me sentí entero y listo para una nueva vuelta al sol.

Mis mejores 22 añitos.

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