7/11/10

Traigo 3 puntos suspensivos en la mano y sabré como usarlos.





El viernes pasado tuve un accidente en el trabajo gracias a que me absurda creencia de que no me pasará nada, pero pasó. Me corté con la tapa de una lata de alimentos (piña en almíbar) el pulgar izquierdo, no fue divertido, pero creo que afortunadamente me pude calmar y tomar decisiones rápidas y necesarias (levantar la mano, lavarme, y presionar un poco para parar el sangrado). Me llevaron al hospital, y yo tan tranquilo, sólo preocupado por que el sangrado no siguiera.

La doctora no estaba y eso que era un hospital privado, pero parece que en México los juramentos hipocráticos van después de pagar los impuestos, en fin, ahí andaba con mi mamá toda preocupada y la doctora entra toda tranquila para decir un: Por acá por favor.

Me agradó la silla con descansabrazos alto, me gustan los muebles de hospital, como que están chidos y duraderos.

Me quitó la gasa y ZAZ! Sangre mucha y ella ni se inmutó, hasta la abrió más para ver, y yo de chismoso viendo mi carne abierta mientras me desangraba. Me cae que soy re guapo por dentro, todo rojo. Tres o cuatro puntadas dijo la doctora que hasta el momento no me había saludado. Y cuando escuché el “tres puntadas” por mi mente pasaron tres puntitos suspensivos, tan maravillosos ellos y tan perfectos a la situación.

Me suturó, me dio la receta y se fue. Creo que tiene síndrome de prostituta, porque llegó hizo su trabajo, dijo la cuenta y sin despedirse se fue. Me agradó la doctorcita, porque al fin y al cabo yo no le iba a pagar por una plática ni un abrazo, sino porque me cerrara la herida por la que se me iba a salir el corazón como decía mi abuela postiza.

A veces lo feo no es la herida, si no la cicatrización. Al bañarme me di cuenta que la gasa que tenía contacto con la herida semi-cerrada tenía sangre cicatrizada con ella, además de que los sobrantes de los puntos se habían enredado con la tela de la misma. Ahora tenía una herida semi-cerrada con todo y el remedio que para ése entonces ya no servía. Sé paciente, me dije, si te arrancas la gasa la herida se abrirá de nuevo y quizá hasta se abra un punto, asté tranquilo y desate el nudo. Me tardé como 10 minutos en el asunto pero se pudo sin que saliera más herido. Como decía a veces la cicatrización es peor, ahora tengo un dedo que me duele más que cuando me lo corté, me estorba más que cuando era útil, y no lo puedo usar. Sé que así debe ser, pero…duele.

7 días con puntos suspensivos en la mano izquierda. Algún uso les debo de encontrar.

2 comentarios:

  1. Tú como siempre. Tan creativo en tus escritos :)
    Saludos, Huitzilopochtli :)

    P. D. Espero que pronto sane ese dedito; ese sí depende del tiempo y no de sí mismo. ¡Bien por él!

    ResponderEliminar
  2. Pues la herida ya esta cerrada, pero duele por dentro, mi dedo aún no esta listo para agarrar un lápiz sin que se le caiga y sin que le duela, pero los demás le ayudan :)

    Saludos Yara.

    ResponderEliminar