26/5/10

Nunca más




Hace más de un mes cumplí otra vuelta al sol, no diré que fué fácil, la verdad es que ha sido bastante complicada, compleja, difícil y maravillosa. Terminaron mis mejores 22 años y se dió paso a mis mejores 23 que pintan perfectos con todo y sus baches que le dan sabor a todo.

Abril fue un mes muy emotivo, toqué más manos en 15 días de las que había tocado en 2 meses completos. Pero el climax vino un día de abril en el que tenía un regalo fechado, uno muy especial de una persona muy especial en mi vida, con la que hice un trato de vida. Llegar a viejos juntos y no cometer suicidio, llegar a viejos.

Hay días en los que sinceramente me siento suicida y no hago más que pensar en las 4P's de mercadotecnia pero aplicadas a la situación: Precio: Cuánto cuesta morir antes y después del suceso. Plaza:Dónde?, en casa, en la calle, en un edificio, en la latino...Promoción: Aviso, doy alertas de que me quiero morir o sólo dejo una cartita o nada, así que se queden con sus dudas de mis decisiones. Producto: Yo, no hay duda. Pero luego me acuerdo del trato y de que ambos lo hemos cumplido cabalmente y de que neta vale la pena llegar a viejito con ella.

Vivir es complejo, muy complejo y definir la vida es algo muy tonto que sólo pretendo en tuiter en tono de burla-broma-choro. Vivir mi propia muerte no es algo imposible, sé que suena imposible vivir la muerte de alguien más pero lo hacemos a cada rato gracias al súper poder de la empatía que nos hace tan humanos o inhumanos si padecemos de su ausencia. Verbi gratia si un familiar querido se muere o si una persona querida se muere o si un animal o cosa se muere de alguna forma (y con muerte no me refiero solamente a que dejé de vivir sino que se muera en nuestras vidas, en nuestras perspectivas), porque la muerte realmente significa: Nunca más. Así que desde éste punto vivimos muchas muertes a lo largo de nuestra vida, vivimos muchos "Nunca más" que no son de nosotros que son de otros que o lo decidieron o ya había terminado su ciclo en ésta vida, en nuestras vidas.

He vivido muertes muchas, quizá demasiadas y estoy seguro de que son más de las que hubiera querido, algunas muertes me eran tan ajenas que me parecía invasivo llorar por contagio en los velorios, otras (pocas muy pocas) tan personales tan eternas y perennes que el acto de llorar se ha extendido hasta mi ropa y mi personalidad. En mi hay tantas muertes que me dan vida.

El regalo fue un taller llamado Viviendo mi propia muerte. Difícil, cualquiera vive la muerte de alguien, es relativamente fácil, es como leer un libro y que sientas feo por lo que sucede, pero sabes que cerrando el libro sigues sentado en tu sillón o recostado en la cama, vivir la muerte de un otro como si fuese mía a veces me parece un lujo de una mente ociosa, pero que sin duda alguna revitaliza después de haber vivido un duelo tan propio como ajeno.

El taller lo dió un viejito de barbas largas y blancas, un cliché de gurú. Comenzó dado advertencias y haciendo preguntas médicas a los asistentes, era como leer un anuncio de un juego mecánico donde las personas más bajitas no entran, pero aquí las restricciones no eran por altura, eran cuestiones médicas específicas como: haber vivido depresiones fuertes, algún tipo de patología severa (creo, no recuerdo bien), medicamentos tomados, marcapasos entre otras cosas que ya no recuerdo. Luego hicimos un raport (actividad para "romper el hielo") donde me sentí más manoseado que en toda mi vida, nunca me habían tocado tantas personas en tan poco tiempo y con mi permiso, ésta fue una de las partes más difíciles donde casi me salgo, porque en verdad me incomoda mucho el contácto humano, mucho casi demasiado. Lo superé me concentré en que yo estaba ahí para otra cosa y que tenía un objetivo más allá de sólo asistir, tenía que terminar y aprender. Otra parte simulaba un hospital donde teníamos que primero escribir en una hoja las cosas más relevantes de nuestra vida, las bonitas y las feas, luego escoger un momento y describirlos y luego escoger a nuestra persona más importante en el mundo, y ésta estaba hospitalizada, mi análisis me decía que iba a morir y en efecto moría (al menos en el taller) y tenías que despedirte, así nomás, despedirte porque se moría, si querías decir algo pues lo decías si no pues no. Lo único que dije fue GRACIAS.

Después pasábamos al velorio donde éramos nosotros los velados, se escuchaba gente llorar, perros ladrarle a la muerte y al miedo de los asistentes a morir, muy ambientado todo, hasta se sentía la melancolía y tristeza mezclarse, cabe señalar que teníamos los ojos vendados.

Siguiente paso el entierro, nos cubrieron con una tela pesada y nos aventaron "tierra", en realidad nos estaban enterrando, tengo que mencionar que ya estaba más tranquilo porque básicamente ya nadie me estaba tocando, pero el vivir tu entierro es...intranquilo, desconcertante, es...la muerte. Me di cuenta que morir es algo personal, pero que las personas que te rodean son las que realmente te dan por muerto, es el entorno el que se muere y no yo. Soy budista y creo que hay vida siempre la habrá de alguna u otra forma, pero la habrá, y aquí me di cuenta que si no hubiera habido gente llorando y el entorno flemático. no habría vivido ningún tipo de muerte.

Después viene la fiesta, el arguende entre todos los que revivimos, mucha música que bailamos (me obligaron a bailar, sepan que no sé bailar es como mi súper poder y se activa con la gente y la música) y confirmé nuevamente que no tengo ni puta idea de cómo bailar nada que no sea brincoteando. Me dio mucha vergüenza con mi compañera que sí sabía bailar, no sé si lo hacía bien o mal pero sí muchísimo mejor que yo. Pobre de ella que le tocó bailar conmigo.

Lágrimas hubo muchas, un chingo, neta parecía un funeral, neta todos nos la creímos. Yo también lloré no tanto como sé que lloraría en un funeral, pero así soy yo, no me creo todo del entorno.

Qué aprendí? Pues un ben de cosas, digamos que aquél trato de vida ya no es tan complejo de cumplir, es más sencillo vivir que morirse a cada rato, lo difícil es sentirse pleno y feliz, encontrar algo más allá de la simple vida para vivir. Vivir es un derecho no una obligación, así dice mi bandera porque para mi vivir no es trabajar ni ganar un chingo de dinero, ni viajar por el mundo ni estudiar una carrera ni tener amigos ni un chingo de cosas, para mi vivir es el viento, elevarse a cada momento y aterrizar a tomar más vuelo, vivir es recordar lo bueno y lo malo, nunca olvidar, éso sí es la muerte.

"A lo lejos escuchó la palabra muerto. Allí comenzaría algo terrible. Le llavaría años comprenderlo y se condensaba en dos palabras: nunca más. Nunca más le tomaría la mano desde las alturas para darle seguridad infinita. Nunca más lo abrazaría con fuerza para elevarlo a los cielos. Nunca más vería la risa de aquellos dientes ennegrecidos pero plenos. Nunca más lo rasparía con su barba en plan de juego. Nunca más podría un festejo ser pleno. Nunca más encontraría ése cariño. Nunca más la vida sería lo mismo" Canon by Federico Reyes Heroles

Ése taller cambió mi vida en muchos aspectos, dos de ellos son Uno: He vivido tantas muertes que vivir la mia me parece algo natural, es una aceptación de que me pasará inevitablemente y aún si pudiera evitarlo no lo haría, vivir es maravilloso porque es finito porque todo tiene su tiempo y porque quiero vivir más vidas que ésta. Dos: Siempre habrá algo para qué vivir, a veces es un contrato, a veces es la vida misma, a veces es por otras personas, pero yo sinceramente viviré hasta que se me pegue la gana.

Vivir es un derecho no una obligación



2 comentarios:

  1. Exacto!! vivir es un derecho, por que conformarnos con cosas sencillas? si todo tiene un inicio y un fin, sin excepcion y es el fin lo que da principio a nuevas cosas, a nuevos aprendizajes... :)

    Es el camino, son las carreteras, las calles, por algo empiezan y terminan, y dan paso a una nueva que se entrelaza con la anterior, vivir solo se vive... viviendo.

    Gracias por compartir :)
    claudia tsuki

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  2. Gracias a ti por acarrearme a ése Parabús. Bienvenidos sean los nuevos comienzos y los nuevos ciclos

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